viernes, 9 de mayo de 2014

POLÍTICA DEL HIJO ÚNICO EN CHINA


El control de la sobrepoblación ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de los gobernantes de China de los últimos sesenta años. Considerada la medida más coercitiva en materia de control demográfico, la política del Hijo Único ha cambiado la conducta reproductiva de la población china a lo largo de las últimas tres décadas.

El objetivo de la medida perseguía limitar la población de China a 1200 millones para el año 2000 y alcanzar un crecimiento cero de población para esa fecha; no obstante, en 1986 esta previsión se ajustaría a 1300 millones debido a las serias dificultades de alcanzar dicho objetivo, casi imposible de realizar en la práctica.
La política del Hijo Único conllevaba que las parejas tanto de zonas urbanas como rurales fueran autorizadas a tener un solo vástago, siendo recompensados con el llamado “certificado de hijo único”.  Según lo establecido, toda pareja en edad fértil tenía derecho a obtener métodos anticonceptivos de forma gratuita, al igual que a operaciones gratuitas destinadas a frenar el crecimiento poblacional (abortos, esterilizaciones, etc.).
Políticos y demógrafos están de acuerdo: la estrategia china del hijo único ha sido todo un éxito. De no ser por ella, China acogería ahora a 400 millones más de seres humanos; es decir, estaría rozando los 1.800 millones de habitantes. Se ha evitado una explosión demográfica que habría traído muchos quebraderos de cabeza a un país que se enriquece por días y, segunda potencia económica, suma ya millones de millonarios y es la fábrica y el financiador del mundo.
El aborto forzoso de una embarazada de siete meses ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los médicos alertan de que estas interrupciones forzadas no son extraordinarias, pero ahora los chinos son más exigentes y presionan por todos los medios, incluidas las redes sociales, para que los dirigentes revisen sus estrategias
Medidas con el fin de asegurar su éxito: (1979)
Las recompensas se dividían en tres categorías:
1.      vacaciones pagadas,
2.      beneficios económicos y
3.      ventajas sociales.
El hijo único gozaba de preferencia en la admisión en la guardería, en preescolar y en educación elemental y superior y, en el futuro, estaba establecido que tendría mayores facilidades para entrar en la universidad y encontrar trabajo.
Padres con un solo hijo se les otorgaba una:
1.      prima mensual que se añadía a su sueldo y gozaban de privilegio a la hora de optar a un trabajo o a una promoción laboral.
2.      aseguraba también recibir la pensión completa al jubilarse más un pequeño subsidio.
3.      En el caso de los funcionarios, se les otorgaban importantes bonificaciones económicas y más días festivos.
4.       En las áreas rurales, la política del Hijo Único premiaba a las parejas con la entrega de lotes de tierra mayores, una ayuda en puntos (que a final de año revertía en dinero) y la disminución de impuestos sobre la producción que obtenían del cultivo de sus tierras.
El incumplimiento de tener un solo hijo conllevaba la adopción de sanciones contra la pareja infractora.
1.      multas elevadas y en la reducción del salario de los padres con el fin de “compensar” los gastos sociales que ocasionaban al Estado los “hijos sobrantes”.
2.      privación de ventajas sociales como, por ejemplo, la pérdida de tierras en el caso de familias campesinas o la degradación laboral en el caso de los funcionarios
3.      Otro castigo era negar beneficios como el permiso de maternidad.
El descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida (de 65 años en 1973 a 73,5 en 2010) han provocado el envejecimiento acelerado de la sociedad. Según el censo oficial de 2010, el 13,26% de los chinos tiene más de 60 años, una cifra que seguirá aumentando en las próximas décadas.
Los gastos médicos, la ausencia de un servicio de guarderías públicas y el coste de la educación hacen que muchas parejas no cuenten con los suficientes recursos para criar a un segundo niño.
Los argumentos a favor de la política del hijo único
-Mitigación de los problemas sociales: la política ha impedido que tuvieran lugar más de 250 millones de nacimientos entre 1980 y 2000, y 400 millones de nacimientos entre 1979 y 2011.
-Reducir la tasa de fecundidad: la tasa de fertilidad en China se redujo de 2,63 nacimientos por mujer en 1980  a 1,61 en 2009. La política en sí es probablemente responsable sólo en parte de la reducción en la tasa de fecundidad total.
-Erradicación de la pobreza: El gobierno chino ha dado un paso en dar apoyo al desarrollo de las zonas pobres para aliviar la pobreza mediante la promoción de la planificación familiar, la celebración de crecimiento de la población bajo control, y la mejora de la calidad de vida de la población en esas zonas.
-Apoyo público: una encuesta realizada en 2008 por el Pew Research Center informó que el 76% de la población china apoyaba la política del hijo único.
Argumentos en contra de la política del hijo único


-Otras alternativas de políticas disponibles: hay una corriente de opinión que cree que existen otras opciones menos invasivas de control demográfico.
Retraso y el espaciamiento de los nacimientos, que podrían haber alcanzado los mismos resultados durante un período prolongado de tiempo.
-Resultados exagerados. Estudios realizados por demógrafos chinos, mostraron que la combinación de reducción de la pobreza y la atención de salud con objetivos más suaves de planificación familiar eran más eficaces en la reducción de la fertilidad que la aplicación rigurosa de los ambiciosos objetivos de reducción de la fertilidad.
-Violación de Derechos Humanos y abortos forzados: De acuerdo con la proclamación de 1968 de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos: “Los padres tienen el derecho humano básico de determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos”.
-Aplicación desigual: los funcionarios gubernamentales y la gente rica a menudo ha sido capaz de violar la política a través del pago de multas.

-Turismo de natalidad: una forma de escapar de las estrictas reglas de la política del hijo único es que las mujeres chinas den a luz a su segundo hijo en el extranjero. 
Después de haber investigado sobre esta medida llevada a cabo en China encontré una noticia relativamente reciente (28/12/2013) que decía lo siguiente:

La Asamblea Nacional Popular, máxima autoridad legislativa de China, ha aprobado este sábado la resolución que relaja la polémica política del hijo único y que autorizará a más parejas del país a tener un segundo descendiente.
.               
Mediante la reforma legal, las parejas urbanas en las que uno de los cónyuges sea hijo único podrán tener un segundo vástago (antes esto sólo se permitía si ni la madre ni el padre tenían hermanos).
Autoridades sanitarias y de planificación chinas calculan que esta reforma hará que cada año nazcan dos millones de niños más, aumentando de siete a nueve millones la cifra total de nacimientos por año.

De esta forma podemos plantearnos si esta medida se ha quedado en algún sentido obsoleta, aunque haya sido efectiva, en cuanto a la reducción de la población. Por otro lado, podríamos ver el dilema ético que supone que en la población actualmente hayan muchos más varones que mujeres, ya que a la mujer en China no se la valora. Los familiares al solo poder tener un descendiente eligen y prefieren al hijo varón, encontrándose así las niñas en muchas ocasiones en situación de abandono o en orfanatos en deplorables condiciones.

Además podríamos hablar sobre si son mayores los argumentos a favor que en contra de esta medida para controlar a la población y si habría algún otro medio como antes se ha mencionado de frenar el crecimiento de la población, sin que suponga un control total en las vidas de los habitantes chinos.

                                                                                                                                       Yaiza Suárez Ruiz 




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