El control de la sobrepoblación ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de los gobernantes de China de los últimos sesenta años. Considerada la medida más coercitiva en materia de control demográfico, la política del Hijo Único ha cambiado la conducta reproductiva de la población china a lo largo de las últimas tres décadas.
El objetivo de la medida
perseguía limitar la población de China a 1200 millones para el año 2000 y
alcanzar un crecimiento cero de población para esa fecha; no obstante, en 1986
esta previsión se ajustaría a 1300 millones debido a las serias dificultades de
alcanzar dicho objetivo, casi imposible de realizar en la práctica.
La política del Hijo Único
conllevaba que las parejas tanto de zonas urbanas como rurales fueran
autorizadas a tener un solo vástago, siendo recompensados con el llamado
“certificado de hijo único”. Según lo
establecido, toda pareja en edad fértil tenía derecho a obtener métodos
anticonceptivos de forma gratuita, al igual que a operaciones gratuitas
destinadas a frenar el crecimiento poblacional (abortos, esterilizaciones,
etc.).
Políticos
y demógrafos están de acuerdo: la estrategia china del hijo único ha sido todo
un éxito. De no ser por ella, China acogería ahora a 400 millones más de seres
humanos; es decir, estaría rozando los 1.800 millones de habitantes. Se ha
evitado una explosión demográfica que habría traído muchos quebraderos de
cabeza a un país que se enriquece por días y, segunda potencia económica, suma
ya millones de millonarios y es la fábrica y el financiador del mundo.
El
aborto forzoso de una embarazada de siete meses ha sido la gota que ha colmado
el vaso. Los médicos alertan de que estas interrupciones forzadas no son
extraordinarias, pero ahora los chinos son más exigentes y presionan por todos
los medios, incluidas las redes sociales, para que los dirigentes revisen sus
estrategias
Medidas con el fin de asegurar su éxito: (1979)
Las recompensas se dividían en tres
categorías:
1. vacaciones
pagadas,
2. beneficios
económicos y
3.
ventajas sociales.
El
hijo único gozaba de preferencia en la admisión
en la guardería, en preescolar y en educación elemental y superior y, en el
futuro, estaba establecido que tendría mayores facilidades para entrar en la
universidad y encontrar trabajo.
Padres
con un solo hijo se les otorgaba una:
1.
prima mensual que se
añadía a su sueldo y gozaban de privilegio a la hora de optar a un trabajo o a
una promoción laboral.
2.
aseguraba también
recibir la pensión completa al jubilarse
más un pequeño subsidio.
3.
En el caso de los funcionarios, se les otorgaban
importantes bonificaciones económicas
y más días festivos.
4.
En las áreas
rurales, la política del Hijo Único premiaba a las parejas con la entrega de lotes de tierra mayores, una
ayuda en puntos (que a final de año revertía en dinero) y la disminución de
impuestos sobre la producción que obtenían del cultivo de sus tierras.
El incumplimiento de tener un solo
hijo conllevaba la adopción de sanciones contra la pareja infractora.
1.
multas elevadas y en
la reducción del salario de los padres con el fin de “compensar” los gastos
sociales que ocasionaban al Estado los “hijos sobrantes”.
2.
privación de ventajas sociales como, por ejemplo, la pérdida de tierras en el caso de
familias campesinas o la degradación laboral en el caso de los funcionarios
3.
Otro
castigo era negar beneficios como el permiso
de maternidad.
El descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza
de vida (de 65 años en 1973 a 73,5 en 2010) han provocado el envejecimiento
acelerado de la sociedad. Según el censo oficial de 2010, el 13,26% de los
chinos tiene más de 60 años, una cifra que seguirá aumentando en las próximas
décadas.
Los gastos médicos, la ausencia de un servicio de
guarderías públicas y el coste de la educación hacen que muchas parejas no
cuenten con los suficientes recursos para criar a un segundo niño.
Los argumentos a
favor de la política del hijo único
-Mitigación de los
problemas sociales: la política ha impedido que tuvieran lugar más
de 250 millones de nacimientos entre 1980 y 2000, y 400 millones de nacimientos
entre 1979 y 2011.
-Reducir la tasa de
fecundidad: la tasa de fertilidad en China se redujo de 2,63
nacimientos por mujer en 1980 a 1,61 en
2009. La política en sí es probablemente responsable sólo en parte de la
reducción en la tasa de fecundidad total.
-Erradicación de la
pobreza: El gobierno chino ha dado un paso en dar apoyo
al desarrollo de las zonas pobres para aliviar la pobreza mediante la promoción de la planificación familiar,
la celebración de crecimiento de la población bajo control, y la mejora de la calidad de vida de la
población en esas zonas.
-Apoyo público: una
encuesta realizada en 2008 por el Pew Research Center informó que el 76% de la
población china apoyaba la política del hijo único.
Argumentos en contra
de la política del hijo único
-Otras alternativas de
políticas disponibles: hay una corriente de
opinión que cree que existen otras opciones menos invasivas de control
demográfico.
Retraso y el
espaciamiento de los nacimientos, que podrían haber alcanzado los mismos
resultados durante un período prolongado de tiempo.
-Resultados exagerados.
Estudios realizados por demógrafos chinos, mostraron que la combinación de reducción de la pobreza y la atención de salud con objetivos más
suaves de planificación familiar eran más
eficaces en la reducción de la fertilidad que la aplicación rigurosa de los
ambiciosos objetivos de reducción de la fertilidad.
-Violación de Derechos
Humanos y abortos forzados: De acuerdo con la
proclamación de 1968 de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos: “Los
padres tienen el derecho humano básico de determinar libre y responsablemente
el número y el espaciamiento de sus hijos”.
-Aplicación desigual: los
funcionarios gubernamentales y la gente rica a menudo ha sido capaz de violar
la política a través del pago de multas.
-Turismo de natalidad: una
forma de escapar de las estrictas reglas de la política del hijo único es que
las mujeres chinas den a luz a su segundo hijo en el extranjero.
Después de haber
investigado sobre esta medida llevada a cabo en China encontré una noticia
relativamente reciente (28/12/2013) que decía lo siguiente:
La Asamblea Nacional Popular,
máxima autoridad legislativa de China, ha aprobado este sábado la resolución
que relaja la polémica política del hijo único y que
autorizará a más parejas del país a tener un segundo descendiente.
.
Mediante la reforma
legal, las parejas urbanas en las que uno de los cónyuges sea hijo
único podrán tener un segundo vástago (antes esto sólo se permitía si
ni la madre ni el padre tenían hermanos).
Autoridades
sanitarias y de planificación chinas calculan que esta reforma hará que cada
año nazcan dos millones de niños más, aumentando de siete a nueve millones
la cifra total de nacimientos por año.
De
esta forma podemos plantearnos si esta medida se ha quedado en algún sentido
obsoleta, aunque haya sido efectiva, en cuanto a la reducción de la población. Por
otro lado, podríamos ver el dilema ético que supone que en la población actualmente
hayan muchos más varones que mujeres, ya que a la mujer en China no se la valora.
Los familiares al solo poder tener un descendiente eligen y prefieren al hijo
varón, encontrándose así las niñas en muchas ocasiones en situación de abandono
o en orfanatos en deplorables condiciones.
Además
podríamos hablar sobre si son mayores los argumentos a favor que en contra de
esta medida para controlar a la población y si habría algún otro medio como
antes se ha mencionado de frenar el crecimiento de la población, sin que
suponga un control total en las vidas de los habitantes chinos.
Yaiza Suárez Ruiz
Yaiza Suárez Ruiz
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