domingo, 18 de mayo de 2014

Actuación policial en las manifestaciones en Europa

Amnistía Internacional es una Organización no Gubernamental internacional, presente en más de 150 países, cuyo objetivo principal es combatir y denunciar los abusos contra los derechos humanos a través de la investigación, la denuncia publica y el activismo.
En octubre de 2012 publicó un informe denominado "Actuación policial en las manifestaciones en la Unión Europea" en el documentan que , durante las manifestaciones, los métodos empleados por las fuerzas de seguridad no siempre cumplen las normas internacionales.
Muchas de las manifestaciones convocadas en Europa  han sido organizadas en respuesta a las medidas de austeridad impuestas por los gobiernos ante la actual crisis económica. En este contexto, ha habido frecuentes denuncias de uso excesivo de la fuerza y malos tratos por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley al dispersar dichas manifestaciones, aunque en la mayoría de los casos los participantes actuaban de forma pacifica. 
En muchos de estos casos, las investigaciones de las denuncias presentadas contra los agentes presuntamente responsables no han sido imparciales, exhaustivas ni efectivas, y en otros ni si quiera se ha abierto una investigación.
La actuación policial puede resultar complicada en estas situaciones, y en ocasiones tienen que recurrir al uso de la fuerza para garantizar la seguridad publica, pero en todo momento deben respetar el derecho internacional. En vista de que se continuarán celebrando manifestaciones, es recomendable que los gobiernos revisen los protocolos de actuación y tengan en cuenta esta realidad para evitar que se siga produciendo.

Entre los sucesos destacados por Amnistía Internacional se encuentran los siguientes:
  • Uso excesivo de la fuerza
  • Uso indebido de armas "menos letales" (sustancias químicas, balas de goma,etc)
  • Ataques contra periodistas y fotógrafos
  • Obstrucción del acceso a asistencia médica
Aportan testimonios de todos estos sucesos,principalmente situados en Grecia, Rumania y España. Destaco la narración de Angela Jaramillo:
El 4 de agosto de 2011 por la tarde se congregaron ante el Ministerio del Interior en Madrid, España,varios centenares de manifestantes. Ángela Jaramillo, de 58 años, contó a Amnistía Internacional que estaba sola junto a un banco del paseo de la Castellana, cuando vio avanzar hacia ella a unos 10 policías antidisturbios. No representaba ninguna amenaza y tenía las manos en alto, pero al pasar la policía junto a ella, una agente la golpeó en la cara con su escudo, haciéndola caer sobre el banco. La agente la golpeó luego en la rodilla izquierda con la porra, causándole una lesión por la que necesitó atención médica.
Un grupo de jóvenes vino en mi auxilio. […] En el banco, a mi lado derecho, se sentó una chica que me abrazó y me decía: “¿seguro que se encuentra bien?, ¿le duele mucho?, ¿cree que puede caminar?”. Al mismo tiempo otro joven recriminó a la policía desde el sitio en que nos encontrábamos. Les dijo: ‘‘¿no veis que es una señora mayor?, ¿como podéis pegarle?, sois unos salvajes”. Acto seguido, el grupo de policías se gira, retrocede, viene hacia nosotros y empieza a pegarnos otra vez [con las porras]. Es en ese momento cuando recibo un golpe muy fuerte, a la altura del muslo/cadera, del lado izquierdo. Me agacho, pongo los brazos tratando de protegerme la cabeza, giro ésta y puedo observar cómo golpean a todos los que vinieron en mi ayuda pero, en especial, a la chica que estaba sentada a mi derecha y que me abrazaba.
El 5 de agosto de 2011, Ángela Jaramillo presentó formalmente una denuncia por la agresión,
aportando pruebas como imágenes de la operación policial e informes médicos. El 15 de marzo de 2012, un juzgado de Madrid resolvió de manera definitiva no admitir la denuncia porque la agente responsable no había podido ser identificada.

A modo de reflexión hay que resaltar que en toda Europa está aumentando el tamaño y la frecuencia de las manifestaciones. Con el uso excesivo de la fuerza, la disolución injustificada de las manifestaciones y las detenciones arbitrarias se corre el riesgo de que la indignación contra el gobierno se torne en indignación contra la policía, con lo que se intensificará la tensión y aumentará el riesgo de que se genere más violencia. 
Desde la perspectiva ultilitarista cabria preguntarse ¿cuál es en este caso el fin "mayor" que justifica los medios, mantener a la ciudadanía silenciada o investigar y eliminar las conductas en contra de los derechos humanos?
En toda la UE, los gobiernos deben comunicar claramente estas obligaciones a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y asegurarse de que se cumplen.



Raquel Hernando San Juan

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