miércoles, 30 de abril de 2014

Dilemas éticos entre los valores personales y la actuación profesional exigida en las instituciones (Parte II)

En uno de los libros que he recogido de internet, el cual se titula “Voces para la ética del Trabajo Social en tiempos trémulos” escrito por Luis Miguel Rendón y María Luisa Taboada, dedica uno de los capítulos a hablar sobre la moral personal, profesional y la política en el ámbito del Trabajo Social. En este capitulo los autores nos plantean que aquellas personas funcionarias o que son empleados de las diferentes administraciones, en lo que respecta al ejercicio de su profesión no se sujeta solo a sus principios éticos y deontológicos, sino que ha de regirse y tomar también como referentes de su acción, las normas, principios y códigos de las instituciones para las que trabajan. Por lo tanto, cuando tu preguntas a un Trabajador Social que diferencia hay entre sus valores personales y sus valores profesionales, estos no saben cual es la diferencia. Quizás, esto se deba a una temprana vocación, la identificación con los valores de la profesión en sus años de estudiantes han convertido su universo profesional en todo su universo moral. O bien, debido, quizás, a una intensa sociabilización dentro de la propia profesión, el resto de sus creencias se han visto decisivamente conformadas por las convicciones profesionales. El caso es que cuando se indaga, no son muchos los profesionales que puedan decir si alguna vez han tenido un conflicto entre lo que les requería la actuación profesional y las exigencias que se derivaban de su creencias personales (Ballesteros, A., Viscarret, J. J., Uriz, M. J., 2011). Sin embargo, cuando por los motivos que sean, tales conflictos se dan, adoptan alguna de las formas de dilema ético mas difíciles de tratar.

Existe una especie de consenso entre los autores sobre que significa este tipo de conflicto y como se ha de tratar. Es una verdadera “doctrina oficial” con firmes fundamentos en una concepción de la profesionalidad y en ciertas ideas sobre lo que significa la función profesional. Lo característico de ella es que defiende un principio de neutralidad frente a los valores personales, a los que quita la capacidad para influir en la actividad profesional. Pero, como con toda “doctrina oficial”, hay quien muestra su descontento. Lo mas interesante de esta critica es que nos obliga a pensar el ámbito de la moral política, es decir, el ámbito de las ideas de libertad, justicia, igualdad, imparcialidad, etc., sobre las que se asientan las instituciones sociales y las funciones profesionales.

Tras leer este ultimo párrafo, el cual a modo de síntesis, establece que existe una “doctrina oficial”, la cual defiende que debemos dejar atrás nuestros valores personales para que estos no nos influyan a la hora de trabajar. Este pensamiento lo entendería si se refiriese, por ejemplo, a si acude a nosotros una mujer joven y nos manifiesta que quiere abortar y nosotros estamos en contra de esta práctica, en este caso debemos dejar a un lado nuestros valores y ser neutrales. Pero como comente en la entrada anterior, desde mi punto de vista esto está vinculado a la relación trabajador social-usuario, no a la práctica profesional exigida por las instituciones. Para que se entienda a lo que me refiero voy a poner un ejemplo:
“Desde hace unos meses, un trabajador social que acaba de empezar a trabajar en un centro de protección de menores con trastornos de conducta y en situación de dificultad social, ha observado que se esta produciendo un maltrato a los menores tras la utilización, de manera excesiva, del aislamiento como medida educativa. Esta medida que puede durar por lo general entre varios minutos hasta dos días,  tras tener las sanciones un carácter acumulativo, pueden aumentar hasta más de una semana de aislamiento”.

Son muchos los autores que opinan igual que la “doctrina oficial”, pero desde mi punto de vista no siempre podemos sobreponer las actuaciones profesionales a nuestros valores personales. E incluso, creo, que se debería luchar por una mayor justicia social, principio ético que es introducido por la Asamblea General de la Federación Internacional de
Trabajadores Sociales (FITS) y de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS) en Adelaida, Australia. El cual establece que los trabajadores sociales tienen la responsabilidad de promover la justicia social, en relación con la sociedad en general, y con las personas con las que trabajan. Esto significa en el caso propuesto que los trabajadores sociales:
  • Deben oponerse a las políticas y acciones injustas. Los trabajadores sociales tienen el deber de llamar la atención de sus empleadores, legisladores, políticos y de la sociedad en general sobre aquellas situaciones en las que los recursos son inadecuados o cuando la distribución de recursos, políticas y prácticas son opresivas, injustas o perjudiciales.

  • Trabajar en solidaridad. Los trabajadores sociales tiene la obligación de oponerse a las situaciones sociales que contribuyen a la exclusión social, estigmatización o subyugación, y trabajar hacia una sociedad inclusiva.
Este texto que trata sobre los principios éticos del Trabajo Social recoge muchos más puntos, pero estos dos desde mi opinión son los mas importantes en lo que respecta al ejemplo que e expuesto. Como ya vengo enunciando, pienso que como profesionales debemos saber distinguir entre lo que son nuestros valores o principios éticos y aquello que son establecidos en los códigos éticos y en las prácticas profesionales exigidas dentro de cada institución. Pero aunque en un principio puede parecer obvio que como trabajadores sociales debemos denunciar estas prácticas abusivas no siempre es así, puesto que influyen muchos factores que hacen que simultáneamente acabemos abandonando nuestro puesto de trabajo. Estos factores podrían estar relacionados desde que haya un resguardo político y legal al que se acoge la institución, como en el ejemplo podría ser que al tener las sanciones un carácter acumulativo no se pueda denunciar, hasta aquellos profesionales que tras vivir estas experiencias traumáticas deciden abandonar no solo su puesto de trabajo sino que además abandonan para siempre el sector profesional de “lo social”. Aunque lo que aquí planteo no siempre sucede, creo que es interesante hacer una introspección para que el día de mañana, cuando pongamos en práctica nuestra futura profesión sepamos como actuar frente a ciertas dificultades que se nos pueden ir planteando. Por ello, os invito a reflexionar sobre todo lo que aquí expongo. 


Andrea García García, 3ºA1


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