viernes, 28 de marzo de 2014

Dilemas éticos entre los valores personales y la actuación profesional exigida en las instituciones


Los trabajadores/as sociales constantemente se encuentran en situaciones que provocan grandes dilemas éticos en su ejercicio profesional. Para ello, el código deontológico ayuda al trabajador/a social a decidir qué es lo mejor y más adecuado en una situación dada, de acuerdo con los valores socialmente aceptados. Pero en la práctica profesional no sólo se han de tener en cuenta dichos valores sino también las normas sociales que regulan las relaciones humanas en el contexto donde se actúa. 

El Trabajo Social se ocupa de aspectos fundamentales de la vida de las personas y de sus necesidades, trata con individuos, familias o grupos que necesitan una intervención apropiada que les ayude a mejorar sus condiciones de vida, su autonomía y su bienestar.
Las cuestiones éticas están profundamente arraigadas en la disciplina de trabajo social, dado que precisamente en la intervención social se visualizan y se concretan los principales dilemas éticos que tienen que resolver estos profesionales.

En general, existe el acuerdo bastante generalizado sobre el hecho de que un dilema aparece cuando hay un conflicto entre principios que conduce a cursos de acción excluyentes (McAuliffe, 2005; Reamer, 1983; Rothman, 1998; Congress, 1999; Banks, 2001). Por ejemplo, podemos decir que hay un dilema ético cuando se da un conflicto entre el derecho de un usuario a ser informado y el cumplimiento de una norma de una organización contraria a ese derecho, o cuando el trabajador o la trabajadora social ha de tomar una decisión que implica un conflicto entre los principios de autonomía y de bienestar relativos al usuario. Matizando aún más, se podría decir que un dilema ético supone «una situación de toma de decisiones que conlleva una difícil elección entre dos alternativas igualmente no deseables y en la que no está claro qué elección es la correcta» (Banks, 2005: 1011).

A la hora de buscar material bibliográfico para mi pequeña investigación acerca de este tema, es decir, que sucede cuando se produce un dilema ético entre la forma de trabajar de un trabajador/a social y la forma en la que la institución tiene establecido, me ha resultado muy difícil pues no he encontrado nada que trate este asunto como tema principal. Por lo general, si los autores hablaban sobre dilemas éticos en Trabajo Social se centran más en los que se producen entre el profesional y el usuario, ya que es cierto que la mayoría de estos dilemas éticos se producen entre ellos.

En un estudio llevado a cabo en España, el cual tenia como objetivo averiguar cuáles son los principales dilemas éticos a los que se enfrentan los trabajadores sociales en toda España, un 82% de los encuestados respondieron afirmativamente a la pregunta sobre si habían sido conscientes de algún dilema ético en su trabajo. Esto significa, en primer lugar, que las profesionales y los profesionales son conscientes de los dilemas éticos que les rodean y que, además, éstos son muy frecuentes en sus intervenciones laborales. En este estudio ademas, se muestra una gráfica con los distintos dilemas éticos recogidos y sus respectivos porcentajes, sin embargo, en toda esta clasificación ninguna hace referencia al dilema que yo planteo. Si es cierto, que el tercer dilema ético con mayor porcentaje es “con la incompetencia de otro trabajador social o de otro profesional” (43%) que aunque esta fuera de la relación trabajador social-usuario, este no tiene que ver con quien establece las normas y su propio “código ético”, que en este caso es la institución pertinente en la que se trabaje, que es lo que a mi me interesa.

Aun con los retos que me he dio encontrando, he decido seguir adelante con este trabajo ya que me parece interesante y un posible dilema que nos puede surgir a la hora de trabajar como futuros profesionales. Una de las preguntas que me motivan para su realización es ¿que pasa si en una institución con menores se usa el castigo como recurso para educar y nosotros como profesionales no nos parece lo adecuado para ellos? A lo largo de la carrera, siempre nos han enseñado que si empezamos a trabajar en una institución y no nos gusta como esta trabaja, o cual es su “filosofía” debemos abandonar nuestro puesto. Pero yo me planteo, en el caso de la institución de menores por ejemplo, ¿que futuro deparará a esas personas que siguen encarceladas en dicha institución?, ¿yo como agente de cambio y como profesional social debo hacer caso omiso a estas situaciones? Cuando hablo de instituciones de menores, también puede ser en centro de personas mayores en las que el abuso, el castigo y muchas mas atrocidades se cometen diariamente.



Andrea García García, 3ºA1



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